viernes, 23 de octubre de 2009

De casa se sale llorada



Los presupuestos del Estado para 2010 han pasado su primer trámite. El gobierno se alegra. Los diputados socialistas aplaudían a la ministra de Economía y entre todos convirtieron la principal cita anual del Congreso en un esperpento. Las cuentas salieron con una diferencia de siete votos, los que proporcionaron bajo chantaje los diputados del PNV y de Coalición Canaria. La ministra no pudo estar peor y los presupuestos son malos hasta decir basta, pero esto no parece preocupar ni al Gobierno ni a esos minúsculos partidos que apoyaron aún no estando de acuerdo, pero anteponiendo su interés de partido.

Rajoy que tuvo uno de esos días en los que demuestra que es un gran parlamentario y que se había trabajado el asunto dijo verdades como puños y ninguneó a la ministra porque realmente el culpable es Zapatero. La prueba de que Salgado no pinta nada es que apenas 24 horas después de que desde la tribuna del Congreso dijera que lo peor de la crisis ha pasado y pusiera encima de la mesa una fecha para la recuperación, el presidente del Gobierno en un foro de gente seria dijo que no tenía ni idea de cuándo la economía española iba a superar la recesión.

Los socialistas, que están absolutamente descolocados y sin ninguna duda defraudados con la intervención balbuceante de la ministra -que a veces rozó el ridículo-, se han inventado que Rajoy se dirigió a ella en tono machista, que la criticó porque era mujer. Ella muy digna dice que lo ocurrido le había hecho retroceder 60 o 70 años. Cómo iba a meditar sobre su fallida intervención con la que demostró que ni se lo sabía y ni tenía argumentos. Y mire señora Salgado usted que presume de curriculum, de llevar no se cuántos años en la vida pública y de mujer luchadora, ha quedado como una tonta que no admite la crítica política. A la vida pública hay que venir llorada de casa. No vale intentar esconder un fracaso en que la han tratado mal por ser mujer. Usted es la ministra de Economía y con ese argumento ha hecho el ridículo y a la mayoría de las mujeres nos dado vergüenza su actitud. La solución no es lloriquear porque no le han salido bien las cosas. La solución es saber de lo que se habla, imponer su criterio como ministra y no consentir que su jefe la desautorice a las pocas horas. Zapatero es quien la está tratando como a una subordinada sin criterio.

FUENTE: lagaceta

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