En julio de 2006, el presidente del Congreso adquiría dos áticos en la lujosa urbanización Las Náyades, ubicada en Cabo Bermejo (Estepona). Lo hacía a través de la sociedad patrimonial Ahorros Familiares Saja, administrada por su mujer, Ana Rodríguez Mosquera, empresa también titular del ático ubicado en Madrid valorado en un millón de euros y sobre el que LA GACETA informó en el día de ayer.
José Bono y su esposa Ana Rodríguez.
En julio de 2006, el presidente del Congreso adquiría dos áticos en la lujosa urbanización Las Náyades, ubicada en Cabo Bermejo (Estepona). Lo hacía a través de la sociedad patrimonial Ahorros Familiares Saja, administrada por su mujer, Ana Rodríguez Mosquera, empresa también titular del ático ubicado en Madrid valorado en un millón de euros y sobre el que LA GACETA informó en el día de ayer. En esta sociedad, la mujer de José Bono ostenta el 80% de las acciones y el resto se reparte entre su marido y sus tres hijas –no está presente el hijo de ambos– con un 5% cada uno.
Las dos viviendas son contiguas y suman un total de 267 metros cuadrados. La propiedad se obtuvo por título de permuta, lo que implica que la familia Bono canjeó terrenos suyos por los dos áticos, o bien con el constructor o bien con el promotor del complejo residencial; en este caso el primero fue Construcciones Rebollo y el segundo Rafael Santamaría. De acuerdo con abogados urbanistas consultados por este periódico, lo habitual es que los solares objeto de la permuta se encuentren próximos al terreno donde se levantará la edificación, aunque es cierto que pueden situarse en cualquier parte de España.
El precio de venta de cada uno de los áticos es de 365.000 euros y 489.000 euros; en total, la familia Bono debía ser propietaria de un terreno equivalente al importe total de ambas viviendas, que suman 854.000 euros, para permutar un bien por otro. Y, además, haberlo comprado o heredado entre junio de 2004 y julio de 2006, momento en que se escritura este canje en el Registro de la Propiedad.
En junio de 2004, cuando cesó como presidente de Castilla-La Mancha para ocupar la cartera de Defensa, José Bono hizo su última declaración de bienes, rentas y actividades que fue publicada en el Diario Oficial de aquella comunidad. En ella aseguraba tener únicamente una parcela de terreno rústico en Salobre, de dos hectáreas y adquirida por herencia. Finca cuyo precio difícilmente podría ser superior a los 20.000 euros, dado que el suelo rústico en aquella zona oscila entre el euro y los cincuenta céntimos el metro cuadrado. Muy lejos por tanto del precio de venta de cada uno de los áticos adquiridos por el concepto de permuta en Estepona.
Coincidencias
Los áticos tienen 114 metros cuadrados y 153 metros cuadrados, respectivamente. Son contiguos y disponen de dos y tres dormitorios cada uno, junto a escaleras interiores que conducen a sendos solárium de uso privativo, además de las correspondientes terrazas. Cada piso lleva aparejada una plaza de garaje. El conjunto residencial Las Náyades cuenta con piscinas exteriores, piscina cubierta climatizada, gimnasio, jacuzzi, sauna y jardines con especies vegetales tropicales, que incluyen un lago artificial.
En el interior de las viviendas, los cuartos de baño principales son de mármol travertino, disponen de bañeras y duchas de hidromasaje y todas las habitaciones disfrutan de climatización e hilo musical independiente. La domótica de cada vivienda permite controlar el domicilio por Internet, además de tener habilitados sensores de inundación y detectores de presencia para activar las alarmas.
La familia de José Bono se hizo con estos dos áticos cuatro meses antes de que dos ediles del Ayuntamiento de Estepona pusieran en marcha con sus denuncias la investigación policial y judicial del caso Astapa. Sus declaraciones acerca de las irregularidades que presenciaron en el consistorio socialista desde 2003 apuntaban a posibles delitos de cohecho, malversación de caudales públicos y blanqueo de dinero en el entorno del ayuntamiento, junto a la financiación irregular del PSOE.
Entre los detenidos se encontraba el ex alcalde socialista Antonio Barrientos quien, de acuerdo con el sumario instruido en el Juzgado número 1 de Estepona, puso su coche y a uno de sus escoltas al servicio de la mujer de Bono para trasladarla al campo de golf, donde le facilitó la asistencia de un profesor particular.
De nuevo Reyal
Este complejo residencial que se levanta a escasos 50 metros del mar Mediterráneo es obra del promotor Rafael Santamaría, propietario de Reyal Urbis y de una cadena hotelera. En junio de 2006, cuando tiene lugar la permuta con la familia Bono, este magnate del ladrillo se encuentra en plena expansión; ese mismo verano ha amarrado su entrada en la inmobiliaria Urbis y la Ciudad de Valdeluz en Guadalajara tiene en pie sus primeros bloques.
Este macroproyecto, hoy ciudad fantasma, se inició en 2003 cuando José Bono era presidente de la Junta de Castilla-La Mancha. Preveía la creación ya frustrada de 9.500 viviendas que alojarían a 35.000 personas, con la excusa de la cercanía a la estación del AVE en Los Yébenes, que permitiría llegar a Madrid en 20 minutos. Años después, en 2008, los habitantes de este proyecto, al estilo del de El Pocero en Seseña (Toledo) no rebasa el millar. Poco después Reyal Urbis tuvo que refinanciar 3.006 millones de euros de deuda.
En este grupo de Rafael Santamaría trabajó Ana Bono Rodríguez dentro de su gabinete de asesoría jurídica y llegó a formar parte de su consejo de administración como apoderada, si bien tan sólo durante tres semanas. Tal es la amistad entre este empresario y el presidente del Congreso de los Diputados que es en uno de sus hoteles-spa donde se aloja la familia de Bono al completo cuando disfruta del esquí; como suyo es el hotel de Madrid donde el socialista José Bono paga el alojamiento de los equipos de obreros que, procedentes de Albacete, reforman en la actualidad el piso que ha regalado a su hijo en el centro de Madrid.
FUENTE: lagaceta
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