Continúa la 'toma de temperatura' del PSE a ETA para la segunda negociación. La clave de los contactos es el aterrizaje electoral de Batasuna.
No es la primera vez que socialistas y batasunos se reúnen. En el anterior proceso, López se vio con Otegui.
Lejos de remitir, aumentan las tomas de contacto entre los socialistas vascos y Batasuna. El pasado fin de semana varios miembros del PSE de segunda fila se vieron las caras con individuos del entramado etarra, según fuentes de toda solvencia implicadas en la lucha antiterrorista. Estos contactos, llevados con gran discreción, se enmarcan en la segunda fase de la negociación entre el Gobierno y ETA. Una segunda fase ha sido desvelada por LA GACETA en los últimos tiempos y apoyada por las declaraciones que hizo anteayer el ex ministro del Interior Jaime Mayor Oreja.
Los emisarios de los dos polos negociadores tienen un tema predilecto en sus conversaciones: el aterrizaje de Batasuna en las elecciones forales y municipales del próximo año. Como ha informado este diario, a ambas partes les interesa llegar a un acuerdo en términos electorales: la izquierda abertzale volvería a las urnas y a las instituciones en 2011 y José Luis Rodríguez Zapatero se presentaría ante los españoles en 2012 como el hombre que consiguió acabar con el terrorismo.
Así las cosas, el esquema del diálogo es, en buena medida y con algunos matices, el que explicó Mayor Oreja al afirmar que “ETA devolvería el favor a Zapatero para ayudarle a ganar las elecciones”. Abona esta tesis al momento político por el que pasa Zapatero, peor que nunca en las encuestas y frente a una crisis económica que desgasta hasta su liderazgo en el partido. Además, hay otro argumento de peso para sostener la negociación: el convencimiento personal del jefe del Ejecutivo de que nunca se ha arrepentido del anterior intento. Hace sólo unos días afirmó: “El proceso de paz hizo mucho daño a ETA y mucho bien a la democracia”.
Diferencia
La principal diferencia entre esta segunda fase negociadora y la primera fase, mal bautizada como proceso de paz, es la enorme preocupación por evitar que los contactos salgan a la luz pública. El Gobierno ha aprendido de los errores del pasado. Durante una parte del anterior intento, Zapatero pidió permiso en el Congreso de los Diputados y hasta hizo una declaración institucional en la que anunciaba el inicio de las conversaciones. Sin embargo, en este segundo intento las consignas son que las tomas de contacto no queden al descubierto bajo ningún concepto.
No obstante, no se puede olvidar que ya el primer diálogo ETA-Gobierno se fraguó en la sombra, puesto que el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, se reunió en numerosas ocasiones con Arnaldo Otegui larvadamente. Fueron tomas de temperatura para diseñar el proceso que tuvieron lugar cuando el PSOE apostaba públicamente por la firmeza frente a ETA que se recogía en el célebre Pacto Antiterrorista.
Estos contactos del pasado fin de semana se produjeron a dos semanas de una fecha que se presenta como básica: el próximo Domingo de Resurrección, 4 de abril, cuando se celebra el Aberri Aguna (día de la patria vasca). De cara a ese día se espera un movimiento importante por parte de la plataforma Independentistak, que aglutina a miembros de la izquierda abertzale, Eusko Alkartasuna (EA), ex etarras y otros agentes sociales soberanistas. Dicha plataforma ha convocado un Aberri “unitario” que debe ser el del “abrazo” entre las diferentes fuerzas independentistas vascas. Las fuentes consultadas dicen que el grupo Independentistak, que sería el punto de encuentro de los miembros del “polo soberanista” que defienden Otegui y compañía, cuenta con el visto bueno de los socialistas como futuro interlocutor.
Antes de la misma fecha se espera, igualmente, un nuevo comunicado de la banda terrorista ETA. Se desconocen los términos del mismo, pero, en cualquier caso, su contenido se enmarca en el presunto debate interno que se está librando en el entramado de la banda asesina. En esa discusión pugnan dos sensibilidades: una es la de los posibilistas batasunos, liderados por Arnaldo Otegui y Rafa Díez Usabiaga y apoyados por los presos más veteranos, hartos de la cárcel y deseosos de una nueva negociación que les saque a la calle; la otra opinión es la de la cúpula dirigente de la banda.
Los expertos recuerdan que ambos grupos tienen, cuanto menos, un punto en común: la búsqueda de una negociación con el Estado. A pesar de ello discrepan en las formas de conseguirla: los posibilistas apuestan por la vía política que les permita estar en las elecciones, mientras que los militares quieren atentados de impacto para forzar al Gobierno a sentarse en una mesa de negociación. En suma, unos quieren una posición negociadora más realista, en base al actual momento de ETA, y los otros, los más jóvenes y violentos, lo que buscan es una posición de fuerza.
No obstante, otras fuentes insisten en recordar, como también hizo Mayor Oreja anteayer, que las sentencias judiciales establecen que ETA y Batasuna son un todo unitario. Así, remarcan que todo ese supuesto debate interno sería una treta más de la banda, un engaño del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) para lograr sus objetivos fanáticos a cualquier precio.
Con estos mimbres, es una incógnita saber qué dirán los etarras en su próximo comunicado. Pueden lanzar proclamas en clave más dura, con un lenguaje amenazante y que refuerce la idea de que la dirección del MLNV corresponde sólo a ETA. O pueden optar por un comunicado en clave más política, como los dos últimos que ha emitido la banda (el 17 de enero y el 21 de marzo), en los que se realzaba el papel de los batasunos y se repetían las menciones al “proceso democrático” -eufemismo para hablar de negociación-.
Atentados
En cuanto a los movimientos de los terroristas, la otra gran incógnita es si planean atentados. Los expertos recuerdan que ETA suele atacar en los días previos al Aberri Eguna. Y no es casualidad que el Ministerio del Interior haya aumentado el nivel de alerta ante un probable atentado.
Los planes de ese núcleo duro de ETA eran atentar en breve precisamente para reforzar su posición negociadora frente a un Ejecutivo que habla de “bombas o votos” y demanda una “tregua permanente verificable”. Sin embargo, el reciente asesinato del gendarme francés Jean Serge Nerin cambió los planes de los terroristas. Además de frustrarlos, los asesinos pusieron en un brete a Batasuna, que, como siempre, sólo “lamentó” el crimen, pero fiel a su historia, no se atrevió a condenarlo.
FUENTE: lagaceta
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