jueves, 25 de marzo de 2010

Farmville, cómo jugar al juego más popular de Facebook



¿Quién no ha recibido, durante su estancia en Facebook, una invitación para jugar a Farmville? A los que todavía no se hayan enterado, y eso que ya existe en el propio Facebook un grupo de detractores, les diremos que Farmville es el videojuego rural más apreciado de la historia. No hace falta ensuciarse las manos, romperse la espalda o quemarse el pellejo a pleno sol. A Farmville se juega sentado, delante de un ordenador con conexión a Internet y cuenta en Facebook. ¿A cambio? La satisfacción virtual de recoger lo que has sembrado, de cultivar fresones, invertir en caserones, comprar miles de gnomos para el jardín y hasta adquirir tu propio rebaño de vaquitas. Más idílico, imposible.



Farmville es, como casi todo lo que entretiene en Facebook, una aplicación a terceros con vocación de negocio. Por este motivo, para jugar hay que confirmar nuestra voluntad de ceder la dirección de e-mail, así como los datos de nuestros contactos en Facebook. Transcurrido este trámite engorroso (al que cabe prestarle importancia) Farmville ofrece al jugador una larga retahíla de consejos e instrucciones para sembrar, cosechar con éxito y obtener al cabo de horas o días beneficios en forma de moneda no tangible. Esto es, el dinero que nos permitirá luego comprar en el mercado de Farmville: semillas de frutas y hortalizas variadas, animales pequeños y grandes, manzanos, cerezos, naranjos, castillos, chozas y hasta granjas.

Eso sí, hay que pasar varias horas dándole a la azada para conseguir dinero suficiente como para pasar de nivel y ampliar el complejo agrícola hasta límites insospechados. Y es que el éxito de Farmville no tiene precedentes. Los datos dicen que en Facebook tanto terreno cultivado como tiene Europa y el número de granjeros equivale a toda la población de España y Portugal. Se comenta que la cifra de granjeros supera en sesenta veces a los que trabajan en la vida real el territorio estadounidense. Lo que serían unos 80 millones de usuarios que día a día dedican unas cuantas horas a cultivar berenjenas, vender los huevos de sus gallinas o acariciar a sus apuestos caballos.



A ciertas alturas hay quién ha logrado hacerse con varios tractores, construido su propio caserón de campo o incluso criado una reluciente granja de caballos. Farmville engancha, como cualquier videojuego de estrategia que nos anime a tomar nuestras propias decisiones. Y eso es muy tentador, cuando la realidad del campo está para muchos tan alejada como para convertirse en algo exótico. En la actualidad, buena parte de los usuarios de Facebook ya han probado los efectos de este bálsamo agrícola al que también le han salido detractores creando grupos de odio incondicional a las granjas más célebres de la Red.

FUENTE: tuexperto

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